la Llamada del 23 de junio de 1940
¡cFrancés!
El Gobierno y el pueblo franceses oyeron ayer, con el estupor entristecido las palabras del Sr. Churchill.
Comprendemos la angustia que los dicta. El Sr. Churchill teme para su país los males que abruman el nuestro desde un mes.
No es con todo de circunstancias donde los Franceses puedan sufrir, sin protestar, los, lecciones de un Ministro extranjero. El Sr. Churchill es juez de los intereses de su país: no lo es intereses del nuestro. Lo es aún menos DA el honor francés.
Nuestra bandera permanece sin mancha. Nuestro ejército valiente y se pegó lealmente. Inferior en armas y en número, ella - a' debido pedir que cese el combate. Lo hizo yo lo afirma, en la independencia y en la dignidad.
Nadie llegará a dividir a los Franceses en el momento en que su país sufre.
Francia no proporcionó ni su sangre ni sus esfuerzos. Tiene Conciencia de merecer el respeto del mundo y es ella, en primer lugar, que espera el hola, él es necesario que '., NI Churchill lo sepa.' Nuestra fe en nosotros mismos no dobló. Sufrimos una prueba dura. Superamos otros. Sabemos que la patria sigue siendo intacta es necesario que subsiste el amor de sus niños para ella este nunca tener más entusiasmo.
La tierra de Francia no es menos rica de promesa que de gloria.
Sucede que un campesino de en casa vio su campo devastado por el granizo. No se desespera de la pro'xima cosecha. Cava con la misma fe el mismo surco para el grano futuro.
¿El Sr. Churchill cree que los Franceses rechazan a la Francia entera el amor y la fe que conceden a la más pequeña parcela de sus campos?
Observan bien en frente su presente y su futuro.
Para el presente, son algunos mostrar más tamaño que reconoce su derrota que oponiéndosele observaciones inútiles y los proyectos ilusorios.
Para el futuro, saben que su destino está en su valor y su perseverencia.