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16 principios de la Comunidad

para que cada uno los lea o los relea. Estos principios, verdadera Biblia cívica del ciudadano debían constituir, en paralelo a la nueva constitución del Estado Francés, la línea ideológica del nuevo Orden. Comparemos la altura de vista y la subida de Espíritu de este texto siempre actual que exalta el sentido de la virtud y el deber, a las ridículas y demagógicas pretensiones resultantes de la declaración de los Derechos humanos de 1789.

 

I

El hombre tiene de la naturaleza sus derechos fundamentales, pero so'lo se les le garantizan por las comunidades que los rodean; su familia que lo eleva, la profesión que lo alimenta, la nación que lo protege.

 
 
II
Reconocer al hombre derechos sin imponerle deberes, es corromperlo. Imponerle deberes sin reconocerle derechos, es degradarlo.
 
 

III

La libertad y la justicia son conquistas. So'lo se mantienen por las virtudes que las generaron: el trabajo y el valor, la disciplina y la obediencia a las leyes.

 
 

IV

Los ciudadanos deben trabajar a volver a la sociedad siempre mejores. No deben indignarse que sea aún imperfecta.

 
 

V

El espíritu de pretensión retrasa los progresos que el espíritu de colaboración realiza.

 
 

VI

Todo ciudadano que busca su bien propio fuera del interêt común, va contra la razón y contra su interés propio.

 
 

VII

Los ciudadanos deben a la Patria su trabajo, sus recursos y su vida misma Ninguna convicción política, ninguna preferencia doctrinal los eximen de estas obligaciones.

 
 

VIII

Toda comunidad requiere a un jefe.
Todo jefe, siendo responsable, debe ser honrado y servido. II no es digno ser un jefe en cuanto se vuelva opresor.

 
 

IX

El Estado tiene por finales la seguridad, la felicidad y la prosperidad de la soberanía de la Nación.
II debe al criminal el castigo, inocente a la protección, a toda la soberanía de las leyes.
Estos altos deberes definen su misión. II no lo realiza que ejerciendo la autoridad en la justicia.


 
 

X

El Estado debe fuerte hogar independiente y.
Ninguna agrupación puede ser tolerada, que se opone a los ciudadanos los unos a los otros, y tiende a arruinar a la autoridad del Estado. Toda feudalidad pone en peligro la unidad de la Nación. El Estado se siente en el deber romperlo.

 

 
 

XI

El Estado pide a los ciudadanos la igualdad de los sacrificios: les garantiza a cambio la igualdad de oportunidades.

 
 

XII

La Escuela es la prolongación de la Familia. Debe hacer incluir al niño los beneficios del orden humano que la encuadra y la sostiene. Debe volverlo sensible a la belleza, al tamaño, a la continuidad de la Patria. Debe enseñarle al respeto de las creencias morales y religiosas, en particular de las que Francia profesa desde los orígenes de su existencia nacional.

 
 

XIII

Ni el nacimiento ni la fortuna confieren el derecho a la orden.
La verdadera jerarquía es la del talento y el mérito.


 
 

XIV

La economía de un país so'lo es sana en la medida en que la prosperidad de las empresas privadas contribuye al bien general de la comunidad.

 
 

XV

La fortuna no tiene sino derechos; tiene también deberes
proporcionados a los poderes que confiere.

 
 

XVI

El Estado delega a sus funcionarios una parte de su autoridad y les hace confianza para ejercerlo en su nombre; pero por esta razón propia, castiga sus fallos con una severidad ejemplar.

 
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